REALIDAD, CULTURA, DIOS
 

Víctor Manuel Alarcón Viudes.
E-mail: antropos55@hotmail.com
Sociólogo
Antropólogo Social y Cultural
Postgrado en Historia de las Ciencias y las Técnicas
Miembro de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y las Técnicas (SEHCYT)

Los seres humanos tratamos de descubrir por medio del pensamiento qué es la realidad física, el mundo de la materia y de la energía. Esta es una pregunta inmemorial que nos hemos hecho a lo largo de milenios. Desde el siglo XVII, la pregunta ha tomado una dirección sistemática con la creación de la ciencia moderna; hasta el siglo XXI donde la ciencia ha alcanzado un saber profundo acerca de la realidad física con la mecánica cuántica, la física de altas energías y con las teorías cosmológicas contemporáneas.

También tratamos de entender la sociedad y la cultura que suponen nuestro entorno más inmediato; en el que nos desenvolvemos día a día y que constituyen para nosotros una segunda naturaleza. Esto ha sido una labor de las ciencias sociales como la sociología o la antropología de las sociedades complejas, entre otras.

Por fin, la pregunta esencial para el hombre es la de si existe un ser o entidad trascendente a la que hemos llamado, Dios, el Fundamento, la Divina Base, el Eterno, el Altísimo, la Esencia Divina, la Divina Providencia, el Absoluto, el Padre, &. Esta cuestión es consustancial desde prácticamente los albores de la Humanidad en el principio de la hominización.

El famoso físico, premio Nobel, Richard P. Feynman se plantea con respecto al conocimiento la misma duda que ya se planteara René Descartes con su cogito ergo sum o que hiciera el propio Inmanuel Kant en la Crítica de la razón pura al considerar los límites del conocimiento humano y su incidencia en lo que es posible saber y entender.

Feynman: «Y hay otra cosa que tiene que ver con la cuestión de cómo descubres si algo es verdad; y si todas las religiones diferentes tienen teorías diferentes sobre eso mismo, entonces empiezas a hacerte preguntas. Una vez que uno empieza a dudar, como se supone que lo hace, ustedes me preguntan si la ciencia es verdad. Uno dice no, no sabemos si es verdad, estamos tratando de descubrir y posiblemente todo sea falso.». Si la ciencia puede ser falsa siendo el mayor paradigma de la verdad que hemos alcanzado ¿qué garantías tenemos de que alguno de los otros modos de saber son verdaderos cuando están basados en mayor medida en procesos de tipo especulativo?

Tres son los modos fundamentales con los que la Humanidad ha encarado el problema de entender lo real tanto en cuanto posible o existente:

 i. El pensamiento mítico-religioso o mitomaniaco.
 ii. El pensamiento filosófico-especulativo (que podría incluir a la propia Teología).
 iii. El pensamiento científico-técnico o positivo.
En la ultramodernidad, es el pensamiento científico-técnico el dominante y las demás formas de pensamiento han sido relegadas a la marginalidad en gran medida.

Tratamos de entender todo tipo de realidades, incluidas las que nosotros mismo podemos fabricar, a través del organon de nuestro cerebro. Pero nuestro cerebro es el resultado de la evolución. El principio de la hominización tiene de entre cinco a seis millones de años; cuando de un tronco común se separan dos ramas; una de ellas llega hasta el Homo Sapiens Sapiens, el hombre doblemente sabio.

El cerebro es también el resultado de millones de años de intentos de entender la realidad y habérselas con el ambiente o entorno, primero natural y después social y cultural. Hay una «adaptación» evolutiva cuyo fin fundamental, como para cualquier otro animal, es sobrevivir. La cultura no es sino un sistema complejo de información que prolonga la evolución biológica; el «animal cultural» del que nos habla el filósofo Carlos París). La cultura es una especie de noosfera que potencia una mente social supraindividual. Pero también es cultura material conformada por artefactos y técnicas que permiten la supervivencia en un entorno dado.

La red social es una red de conexiones o plexo que sintonizan las mentes de cada uno de nosotros conformando un sistema social de tercer estado, alejado del equilibrio. No existe la mente aislada. Cada uno de nosotros ha sido socializado en un medio cultural que ha dejado su impronta. El proceso de socialización comienza con la internalización de los elementos de una sociedad y cultura concreta y particular.

El cerebro  humano ha estado evolucionando con relación al medio natural y al social y cultural (grupos, &). Es una relación con dos aspectos:

i) Naturaleza/medio
ii) Los otros/red grupal.
En estos «otros» existen los otros significativos de los grupos primarios como puede ser la familia que ejerce una influencia especialmente fuerte en la socialización del niño.

El cerebro, desde el punto de vista evolutivo, es el resultado de las infinitas adaptaciones y ha sido «seleccionado» como resultado de infinitas «eficacias» adaptativas a los diferentes medios por los que ha transcurrido la evolución de la especie.

El hecho de que la realidad tenga una determinada forma o estructura es algo en sí mismo extraordinario. La física nos enseña que la realidad tiene una estructura y que ésta se revela en las leyes de la naturaleza y del cosmos. Ello hace posible precisamente la investigación científica ya que si no existiesen regularidades y estructuras no habría sido posible la vida ni el mismo universo. Los cosmólogos argumentan que de haber cambiado alguna de las constantes cosmológicas el universo no se habría autoorganizado en estructuras capaces de generar posteriormente sistemas vivos altamente complejos. La vida es una propiedad interna de la energía cósmica. Ello nos hace pensar en la posibilidad de un «programa» incorporado en la estructura de la realidad. Este «programa» puede ser autopoiético; es decir, autocreado según sostienen algunos cosmólogos (Thorne)1

La cuestión de la misma existencia de la realidad es un problema extraordinario y fue planteado por Leibniz en el siglo XVII y más tarde, en el siglo XX, por el filósofo alemán Heidegger con relación a la pregunta metafísica: ¿por qué existe algo y no más bien la nada? En efecto, ¿por qué habría de existir la realidad y no ninguna realidad?

La existencia de una estructura parece un aspecto incuestionable de lo real. Los físicos cuánticos y de partículas fundamentales han estado encontrando partículas que pueden ser señaladas como esenciales o constituyentes de la materia y por lo tanto de la realidad física. Estas partículas se organizan en familias: FOTÓN [fotón: g]. LEPTONES [electrón: e-; positrón: e+muón: m+, m- ; neutrino: n; antineutrino: n]. MESONES [piones: p+, p-, p; kaones:  K+, K-, Ko1, Ko2 ]. BARIONES [protón: p, p+; antiprotón: p, p- ; neutrón: n, antineutrón: n; hiperones lambdaLo, Lo ; hiperones sigma: S+, So, S-; hiperones Xi: Xo, Xo, X-, hiperón omega W-]. En los últimos años se ha seguido investigando en física de partículas con los denominados quarks2término acuñado por el físico y también premio Nobel Murray Gell-Mann3.

Existen dos aspectos que debemos tener en cuenta:

1º. El hecho de que la realidad revela una estructura.
2º. El hecho de que esa estructura puede ser caracterizada a través de la física cuántica y de las teorías cosmológicas.
La caracterización de la estructura determina la diferenciación entre la estructura de la realidad y posibles estructuras imaginadas. Un autor, David Deutsch, en su obra La estructura de la realidad nos dice que es posible la existencia de una infinitud de universos y de universos paralelos que está interactuando con el nuestro4Algunas pruebas de laboratorio indican que esta teoría es plausible.

Para el filósofo alemán del siglo XVII Leibniz nuestro mundo era el mejor de los mundos posibles. Es decir, de todas las opciones que tenía Dios, la opción de nuestro mundo real es la que maximiza la bondad o la perfectibilidad de éste. Esto es bastante incompatible con la visión de Dios como un ser dotado de omnipotencia. Un Dios así puede crear cualquier mundo, incluso los mundos lógicamente imposibles. Para ese tipo de Dios no le sería imposible —puesto que es omnipotente— no solamente crear «el mejor de los mundos posibles» sino el mejor de los mundos «imposibles» (ya que puede crear lo que quiera) y, por lo tanto, podría crear el mundo perfectisimun ya que para Él nada es imposible.

Por otra parte, la especulación teológica ha sostenido la incognoscibilidad de Dios. Pero si Dios es incognoscible entonces no se puede decir de Él que es omnipotente, & ya que por definición no sabemos nada acerca de Él y, por  lo tanto, Dios permanecería en la mayor de las oscuridades dado que no podemos tener ningún tipo de conocimiento acerca de una entidad de ese tipo.

En la teología y también en la religiosidad popular, el concepto de creencia «fe en Dios» que llevaría supuestamente a la salvación implica que Dios te premiará si crees en Él. Esto está implícito en la transmisión de los elementos religiosos a través de la práctica diaria del rito de la misa y en la ofrenda que ejecuta la iglesia en la homilía. Se «oferta» una visión salvífica a través del ceremonial y de la disposición por parte de los feligreses («fieles a la iglesia») a aceptar los contenidos y presupuestos emitidos por parte del clero.

Esto parece un absurdo dado que el Homo Sapiens Sapiens lleva en este planeta 100.000 años. El universo tiene unos 15.000.000.000 = 15 x 109  (quince mil millones de años) de antigüedad. Durante 14.999.900.000 años Dios ha prescindido del hombre y de su adoración. Se supone que dicha adoración garantiza el beneplácito de Dios y que éste, en justa correspondencia con sus fieles, imbuidos plenamente de la creencia, otorgará su beneplácito en forma de recompensa en el más allá donde Dios espera a los hombres y mujeres que han creído fielmente en Él. Pascal, que después de todo era un filósofo, y por lo tanto, como todo filósofo, debía ser algo escéptico con respecto a la cuestión de Dios y también era matemático (uno de los creadores de la teoría de la probabilidad), realizó un cálculo para ver si le interesaba creer o no en Dios. Calculo que la probabilidad en uno y otro sentido se repartía a partes iguales, es la famosa «apuesta de Pascal al 50%». Concluyó que era ventajoso creer en Dios ya que si se creía en Él, y resultaba que era cierta su existencia, obtendría el premio que la iglesia prometía. Por el contrario, si no se creía en Dios cabía la posibilidad de que éste existiese y se perdiese el premio; por lo que optó decididamente en creer en la existencia del ser supremo.

Un problema fundamental con respecto a la creación del universo es que es plausible que éste siempre allá estado ahí. Esto ha sido recogido en algunas teorías cosmológicas. Ello sería posible sobre todo si consideramos la teoría de los «universos bebés» o la teoría que postula la existencia de una infinidad de universos, siendo el nuestro uno más de ellos. Por otra parte, la teoría de los universos paralelos, mencionada más arriba, nos indica también la posibilidad de que el nuestro no sea más que uno de tantos; quizás interactuando con otra infinidad de universos igualmente reales.

El principio de causalidad argumentado como necesidad de que nuestro universo tuviese un principio causal activo (Dios) sólo funciona en la realidad física. No hay porqué suponer que este principio actúe ex nihilo para generar un «huevo cósmico» (Lemaître), origen de nuestro universo actual. La flecha del tiempo (entropía) actúa una vez que el universo está dado. No se puede derivar del hecho de que exista un «átomo primigenio» que tenga que existir un Dios que lo creó. El principio de causalidad no tiene porqué aplicarse aquí.

El problema de por qué Dios está tan «escondido» tiene dos soluciones. O bien Dios existe y todavía no ha sido encontrado; o bien Dios no existe y por eso es imposible encontrarlo. Un ser no existente es lo más «escondido» que existe. Un ser presente siempre (realisimun) no tendría porqué ser objeto de especulación filosófica, teológica, religiosa, & para intentar ser descubierto. Debería estas «a la mano», manifestándose como realidad latente o presente en intercambio con la realidad de la materia de la que el mundo está hecho.

Y si Dios es incognoscible (incluso en el caso de que exista) no podemos hablar nada de Él y lo más cuerdo es callarse. Según Wittgenstein: «de lo que no se puede hablar mejor es callarse» (Tractatus logico-philosophicus).

Una cuestión paralela a todo esto es la de que Dios existe y no puede ser captado por la mente. La pregunta que nos hacemos es: ¿y por qué no? Después de todo la mente humana es el resultado del universo y de toda realidad preexistente. Esto incluye a Dios, en el caso de existir. ¿Por qué ha de ser tan difícil captarlo; hacerlo presente; traerlo al primer plano de la intelección?

Existe la teoría de que Dios actúa creando el mundo de sí mismo; alienándose a sí mismo (enajenación) para dar como fruto la realidad en que todos vivimos. Pero el universo con sus 15x109 años de existencia ha tenido un principio, según la teoría del Big Bang. Es decir, durante una «infinidad» el universo no ha existido. En un «momento» de esa infinidad,  Dios se decide a crear el universo-realidad. Esto resulta altamente implausible ya que la misma temporalidad del universo choca con la atemporalidad de Dios. Una pregunta que se han formulado algunos filósofos es la de qué hacía Dios durante la infinitud que precede al origen del universo.

Según las últimas mediciones de la física cosmológica el universo se está expandiendo de forma infinita. Es decir, el universo no tiene una topología cerrada sino que va a seguir expandiéndose para siempre. Esta es una propiedad del universo a partir de las condiciones iniciales del mismo. Podemos hablar entonces de un origen del universo pero no de un fin para éste.

La cultura actuaría como un nudo gordiano entre la realidad física (natura) y la realidad metafísica (Dios). La cultura es la que ha creado la realidad metafísica a la que llamamos Dios. Es un componente más de la cultura. Desde la sociología o desde la antropología de la religión, Dios es un constructo del hombre. La definición de Dios viene dada por todo un sistema de creencias y de ritos ceremoniales cuya forma es lo esencial y cuyo fondo se supone existente a partir del propio ceremonial que incluye el plano semántico y verbal en su definición. Así, Dios es «traído» al momento de la ceremonia  a través del conjunto ritual y de la definición verbal por la cual «está ya aquí».

Algunos biólogos y médicos sostienen que existe una preprogramación genética para que el hombre crea en Dios. La creencia y el rezo actúan produciendo un proceso de aquietamiento de la mente y de confianza parecido al estado que se produce en la meditación. Suprime el miedo ante lo desconocido y ante la visión de lo terrible que comporta el «pánico cósmico» del hombre enfrentado a una inmensidad incomprensible. Sin embargo, esto no garantiza en modo alguno la existencia de Dios ya que del hecho de que existan determinadas necesidades no se deriva que el referente que habría de cumplimentar dichas necesidades exista en realidad. Creer puede ser entendido como una absurdidad. Pero la especulación teológica ha hecho de la absurdidad bandera. Es el credo quia absurdum de Tertuliano. Este dictum supone el establecimiento de un orden moral del mundo. Pero para Nietzsche no existe un orden moral del mundo. Cualquier orden moral es definido por el hombre y es sólo el hombre su responsable.

Sobre Dios lo honrado sería decir lo siguiente: no sabemos. La probabilidad sobre su existencia o no es la de un sí al 50% y la de un no también a un 50%. Incluso esto puede ser falso. Podríamos plantear la existencia de Papá Nöel, el Ratoncito Pérez, el Unicornio, & (aunque estas entidades tienen un tipo de existencia meramente lingüística) como pertenecientes al mundo 2 de Popper, el mundo mental o psicológico de los estados de conciencia.

Si todo lo que existe es obra de esa «realidad» (Dios) la mente debería poder captar «eso» con facilidad; de forma natural. También cabe la posibilidad de que  no lo pueda captar por una cuestión de limitación evolutiva del cerebro humano. Según la teoría evolucionista del conocimiento, el cerebro puede entender la realidad porque dicho cerebro es precisamente el resultado de entender la realidad a lo largo de todo el proceso de evolución de la especie. Existe un isomorfismo entre cerebro y realidad. Pero el cerebro no tiene por qué haber llegado al máximo de su desarrollo evolutivo (la cultura es una red de conocimiento capaz de almacenar lo que no puede almacenar un cerebro individual). Por lo tanto, en cada estadio evolutivo se entenderá lo que es posible entender. Por lo que parece, todavía estamos evolucionando. Nada indica que el proceso evolutivo que tiene millones de años se tenga que haber parado en la actualidad. Es muy posible que dentro de unos pocos millones de años más exista sobre la Tierra una especie inteligente que pueda haber derivado de la nuestra o bien de alguna otra línea evolutiva.

Con respecto al problema de Dios al 50%; podemos definir una serie de puntos que caractericen a entidades espirituales no imaginadas o pensadas hasta ahora. Al caracterizarlas las dotamos de identidad social. Entonces se repartiría el porcentaje entre las n cantidades y la probabilidad de existencia de cada una de esas entidades sería: pr = 100 n—1

Dios es, además, transmitido socialmente a través del proceso de endoculturación. Es aprendido por los actores sociales como concepto cultural. El Dios monoteísta aparece tardíamente en la cultura humana. Antes de ello han existido formas de creencia como son el animismo, el hilozoísmo, el hilemorfismo, el panteísmo, &. La realidad está llena de seres espirituales o bien está animada. Hay decenas de miles de entidades espirituales. La probabilidad de cada una de ellas exista es pr = 100 k—1 siendo k el número de esas entidades. Dios como pantocrátor aparece tardíamente.

Como concepto cultural, el Dios monoteísta se enfrenta al animismo, al espiritualismo, &). Hay grupos y culturas que no tienen el concepto Dios. Tampoco el niño lo tiene hasta que se socializa. La mente es social. No existe la mente no socializada en un entorno humano más que en algunos casos recogidos en la literatura científica. Son los llamados «niños lobos» que han sido socializados por animales.

La teoría cosmológica estándar es la del Big Bang del teólogo y astrónomo belga Lemaître ampliada por Gamow y según la cual de un átomo primigenio («huevo cósmico») derivaría la totalidad del universo. Esta teoría fue ampliamente aceptada por la Iglesia ya que supone un momento inicial de «creación» tal y como había sostenido la teología tradicional. La expansión cosmológica fue confirmada en 1965 por Penzias y Wilson al descubrir casi por accidente (serendipia) la radiación cósmica de fondo predicha por G. Gamow en 1949.

El problema implícito en este modelo cosmológico es de dónde salió la energía necesaria para constituir ese átomo primordial. Esto plantea un problema importante en la cosmología moderna. Algunos físicos como S. W. Hawking sostienen que no es necesario hablar de un Dios creador que inicializa el universo por medio de un acto de creación sino que el universo aparecería como consecuencia de una fluctuación cuántica del vacío.

Varios son los aspectos a considerar en el intento de intelección de la cuestión que nos ocupa:

 I. El hecho del algoritmo o proceso que conforma la vida (hasta el Homo Sapiens Sapiens). Se tiene un diseño morfológico y no otro, &.
 II. El hecho de que exista ese algoritmo.
 III. La separación creación/evolución es ficticia hasta cierto punto.
 IV. El concepto «evolución» no explica absolutamente nada. La realidad está evolucionando; pero este hecho en sí no explica por qué existe precisamente el hecho de la evolución. Por qué la evolución es en sí misma un hecho. ¿Qué diferencia hay entre creación instantánea y evolución postergada o demorada? Solamente es una cuestión de tiempo o duración.
 V. La existencia de evolución nos indica que hay un proceso o algoritmo. Estos son aspectos de un «programa». Pero ¿tiene el programa un programador? ¿O el programa se genera, se diseña a sí mismo (autopoiesis cósmica)?
 VI. Hay relaciones entre las partículas. Hay partículas diferentes, &. Todo indica que hay una estructura incorporada en la materia. Podríamos decir que esta estructura es la estructura de la energía; cómo están configuradas las relaciones de la energía que hacen que éstas se manifiesten como tales y como materia. El hecho de que exista esa estructura (que pretende ser desvelada por los físicos de partículas) es algo en sí mismo maravilloso.
Podemos pensar en la Realidad (con esas estructuras) como la realidad «siempre ahí». Siempre dada, presente, como la realidad in toto. No creada. Sin creador. Sin principio. Siempre siendo. Con esa estructura y no otra. Parece que se necesita esa estructura de la energía y del universo para que sea posible la vida. Los cosmólogos dicen que de variar alguno de los valores del universo no tendríamos vida (principio antrópico).

Esto tampoco se puede explicar como mero resultado del azar. El azar se tiene que realizar sobre algún tipo de realidad ya dada. No puede realizarse sobre la nada. Es un verdadero misterio que la realidad sea; que exista un mundo, la energía, la materia.

Existen una serie de problemas que quiero destacar:

 i. Universos infinitos.
 ii. Generación de vida en otros mundos.
 iii. Creación vs. evolución.
 iv. Leyes de la sociedad.
Toda «realidad» creada por el pensamiento (toda la cultura está creada por el pensamiento en relación) es una «realidad» limitada. Supone un universo simbólico creado por la capacidad del cerebro para crear estructuras de símbolos relacionales.

Existen dos posibilidades:

 i. Que exista ese «campo» (lo «Otro, Dios, &) exterior al pensamiento-pensador-conciencia (PPC) y
 ii. Que no exista dicho «campo».
Si no existe: hay isomorfismo (analogía plena) entre PPC y R = Realidad (materia = energía).

Si existe: el isomorfismo no es tal (aplicación inyectiva).

El sistema cerebro - mente - pensamiento - pensador es:

La mente implica la totalidad de lo que acontece en el cerebro o totalidad de los estados del cerebro o el estado del cerebro como totalidad.

Mente = Pensamiento Ç Pensador Ç lo consciente Ç lo inconsciente o subconsciente.

El pensamiento jamás puede ir más allá de sí mismo. Lo «Otro» (Dios) no puede ser captado por el pensamiento ¿Puede ser captado por el cerebro como receptor? ; ya que es posible que existan áreas del cerebro capaces de «recibir» lo «Otro». Las áreas involucradas en el pensamiento no pueden hacerlo (el pensador no puede tampoco). ¿Puede hacerlo el cerebro cuando el pensador-pensamiento cesa? Ello significaría que hay algo más en el cerebro aparte del pensador-pensamiento. Esto no está demostrado ya que el par pensador-pensamiento (pd, pt) incorporaría tanto lo consciente como lo subconsciente.

Y en cualquier tiempo tn  el estado de la mente es la mente. Cuando cesa el par (pd , pt) es posible que el cerebro se encuentre en «disposición» de receptividad para captar la posible existencia de esa otra realidad que llamamos lo «Otro» (Otroidad, alteridad). El par (pd , pt) puede cesar ya que tanto pd como pt se «dan cuenta»  de su propia limitación para captar la posible existencia de lo «Otro» al mismo tiempo que ven que «ellos» siempre están limitados:

i) Evolutivamente (E).
ii) Genéticamente (particularidad genética, Pg).
iii) Cultural e históricamente (historia (H), cultura (C)).
iv) Historiográficamente (trayectoria personal del sujeto de las vivencias, tp).
Según Ortega, su «yo soy: yo y mis circunstancias» correspondería a los puntos iii) y iv). Las circunstancias son <H, C, tp>. La cultura C es donde se está. La historia H es lo que acontece en esa cultura pero también la cultura «está pasando»; así, es también historia. La Historia es, entonces, lo que acontece al hombre por el hombre; lo que crea y hace el hombre (que incluye las formas culturales).

Las posibles combinaciones sobre el problema de la existencia de Dios son:
 

  Es cognoscible No es cognoscible
Existe · ·
No existe   ·

Se puede ver que únicamente la combinación «No existe y Es cognoscible» es imposible. Todas las demás combinaciones son posibles.

La probabilidad de que exista un «campo» más allá del sistema PPC es muy alta ya que este sistema del Homo Sapiens Sapiens se da en un estado evolutivo determinado dado en un tiempo actual Tn. En todos los estadios evolutivos anteriores para tiempos T0, T1, T2;…Tn-1existía la posibilidad de evolución más avanzada (tal y como ha sucedido en el proceso de hominización). Por lo tanto el «campo» de posibilidades ya existía desde el principio. Este «campo» es también de energía, caracterizadora de la realidad de nuestro universo.

Tenemos, por lo tanto:
E1= campo de la energía operante en la
    evolución de la hominización
   (nuestra realidad)
  E0 = Energía primordial o potencial. Posible «campo». Lo «otro» que, o bien está «fuera del campo de la energía E1, o bien rodea a ésta como campo ampliado que da cabida a los desarrollos ulteriores de Tn: Tn+1, Tn+2,…,

E lim <E1, Tn>  = E0: <Tn+1, Tn+2,…,T¥>
     n®¥

O con una notación equivalente:

lim E1  = lim Tn  = E0  = Tn+1, Tn+2,…,T¥
               n®¥

Es decir, el campo E1 de la Energía operante de nuestro entorno inmediato y los estados evolutivos del proceso de cerebralización humana que identificamos con los tiempos evolutivos T0, T1,… ,Tn-1, Tn  tienen como límite E0, la potencialidad o Energía potencial de la que dispone en principio el universo in toto. Estamos, pues, en un proceso de incremento de la complejidad de la morfogénesis cerebral y, por lo tanto, en un «momento» del proceso evolutivo de la especie que puede en principio bifurcase; como de hecho se ha realizado a lo largo de la historia evolutiva de las especies. Nuestro antepasado común con los chimpancés se data aproximadamente entre 5.5 y 6 millones de años atrás.

Ahora bien, no sabemos si E0 es inmanente o trascendente (= Dios). O bien si E0 es un tipo de energía similar a E1pero «ampliada» o por el contrario, un tipo de energía «divina» diferente cualitativa y cuantitativamente a E1. En ambos casos tenemos siempre una limitación cognitiva tanto si E0 es «prolongación» de E1, como si E0 es diferente a E1:

i)   E1          tiende a              E0

ii)  E1  es diferente, está contenido     E0

E1 E0= Energía primordial.
E1 es la energía de la Realidad de nuestro universo. La energía-materia.

En i) Los estadios T0,...,Tn  podrían ampliarse evolutivamente conforme el cerebro incremente su complejidad. En el límite un posible isomorfismo entre comprensión y realidad.

En ii) Los estadios cognitivos (EC) en los tiempos T0, ...,Tn (fundamentalmente, el de la actualidad Tn) serían:

ECT0,...,ECTn-1, ECTn (donde ECTn es estadio cognitivo en el tiempo Tn).
Se debe paralizar el estadio cognitivo en el tiempo Tn=PPC, como Pensamiento-Pensador-Conciencia; para que se dé el acceso a E0 como conocimiento primordial de «lo Otro» —Otroidad— (la Base, Dios, &). Esta paralización se produce cuando el sistema PPC se da cuenta de que «él» siempre está limitado cognitivamente.

Este último punto es justamente lo místico. Lo místico es desprendimiento del yo o ego. Es el funcionamiento de la mente sin centro. El centro atañe al conocimiento acumulativo que va conformando la nueva identidad del yo. El yo se está remodelando continuamente.

 



NOTAS

1 Kip S. Thorne (1995): Agujeros negros y tiempo curvo. Crítica, Barcelona
2 Harald Fritzsch (1982): Los quarks, la materia prima de nuestro universo. Alianza Universidad, Madrid.
3 M. Gell-Mann (1995): El quark y el jaguar. Aventuras en lo simple y lo complejo. Círculo de Lectores, Barcelona
4 David Deutsch (1999): La estructura de la realidad. Anagrama, Barcelona.

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