SEGREGACIÓN URBANA, SOCIAL Y AMBIENTAL EN SANTIAGO Y LA VIOLENCIA EN LA CIUDAD
La segregación es, en muchos aspectos, una de las principales características de las urbes regidas por el modelo capitalista de desarrollo, debido a las premisas de dicho sistema: Un Estado que se desliga de sus obligaciones para con la sociedad, traspasándoselas al libre juego de la oferta y la demanda, en donde el mercado es el supremo árbitro; y un individualismo, su fruto pernicioso. Ello ha generado un problema que está acrecentándose, por lo que se requiere realizar estudios profundos que permitan orientar mejor el “hacer y vivir la ciudad”. La diferenciada calidad de vida (medio ambiental, territorial y social) que tienen los ciudadanos (en tanto habitantes de la ciudad) es hoy la principal muestra de exclusión y violencia, lo que representa el primer fundamento para plantearse el presente estudio. El problema de segregación, en Santiago, se hace manifiesto en el espacio urbano dividido en función de las clases sociales que lo habitan, generando para el sector más pobre malas condiciones de vida, distanciándolo de una pequeña parte de la población que son los que detentan estándares muy altos, lo que les permite disfrutar hasta de los beneficios más sofisticados del desarrollo económico. Esto ha dado origen a muchas ciudades con condiciones de habitabilidad absolutamente distintas que comparten un mismo territorio y que llevan el mismo nombre. El mantenimiento de grandes cordones marginales, en los cuales la calidad de vida está muy deteriorada, ha originado una presión psicológica y social, que se transforma en resentimiento y desesperanza en aquellos postergados; Éstos se sienten violentados en sus derechos más básicos, modificando sus patrones de relaciones tiñéndolos de violencia como respuesta al sin número de agresiones que reciben de la sociedad. El planteamiento no es que por ser pobre el ser humano se vuelva más violento, sino que las manifestaciones de la violencia relacionadas con la pobreza son distintas, más evidentes ya que nadie paga por esconderlas y, por tanto, afectan a la sociedad golpeándola en su conjunto(2). Todo lo anterior engendra un sistema que se auto sustenta y crece, generando una presión social acallada primero por la fuerza y el miedo al gobierno militar, y contenida luego por la promesa de un futuro mejor de los gobiernos democráticos que le siguieron. Sin embargo, las respuestas no han llegado (lo que no significa que no se hayan hecho esfuerzos por generarlas). ¿Resultado? Una sociedad bullente, donde las opciones para dejar escapar la presión son muchas, siendo la más peligrosa, sin duda, aquella en la cual la violencia crece hasta autodestruir el sistema. La temible “Bomba Urbana”, que se está gestando en las entrañas de esa parte de la sociedad por tantos años postergada, está consumiendo el tiempo que el devenir le ha marcado para estallar, de no mediar su desactivación por parte de la sociedad. La relación entre segregación (social, ambiental y espacial) y violencia se nos hace casi evidente. Con todo, es necesario manejar datos cuantificables que permitan diagnosticar la situación actual en función de apoyar el proceso generador de propuestas y evaluar los resultados obtenidos. Se requiere conocer en cifras el problema de acceso diferenciado a los beneficios de la urbe e intentar establecer relaciones con los altos índices de violencia en el último periodo. Existe cierto consenso respecto a que el mejor modo de abordar el tema en términos administrativos es en el ámbito comunal y con la participación y compromiso de los ciudadanos. Sin embargo, previo a estimular la participación se debe tener un diagnóstico en cifras que permita una primera aproximación a la ciudad, y que sea una contribución a la discusión dada por la población. Si bien este diagnóstico existe (aunque disperso en diferentes estudios realizados tanto por instituciones estatales como privadas), la idea del presente trabajo es sistematizar en un solo documento estos datos, contribuyendo así a mejorar las intervenciones en la ciudad. Contradicción entre discurso y acción Dadas las características del modelo económico aplicado en Chile desde hace 27 años, cuando llega el momento de elegir entre sustentabilidad ambiental y equidad social y crecimiento económico, se opta por este último, generando como consecuencia una contradicción entre el discurso gubernamental medio ambientalista y de justicia social, y las acciones concretas. La edición 1994 del Informe sobre Desarrollo Humano (Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, 1994) dice que el 40% más pobre de la población de Chile percibe sólo un 10,5 por ciento del ingreso nacional, mientras el ingreso del 20% más rico es 17 veces mayor que el del 20% más pobre. Estas cifras indican que, por lo menos, un 40% de la población de Chile no participa de manera significativa del ingreso nacional, a pesar del nivel que exhiben las cifras oficiales de desempleo. La importante cantidad de pobres existentes en Chile son así sólo marginalmente parte de la economía, pero también de la política, ya que es el dinero el que, dentro del actual sistema neoliberal, hace al hombre “ciudadano” y, por lo tanto, con privilegios que le permiten participar en la política; Por tanto, se podría decir que un 40% de la población está virtualmente excluida de la vida en sociedad, sin posibilidades de aportar en la toma de decisiones y menos aún de llegar al poder. Sin duda, el modelo ha dado resultados en términos macroeconómicos. A pesar de ello, la brecha entre el “20% más rico y el 20 % más pobre es cada vez más grande, es decir, estamos frente a un problema de injusticia que, debido a su magnitud y esencia (modelo de desarrollo neoliberal), es imposible de resolver”(3). Lo anterior deja claro que el país no camina hacia un desarrollo sustentable, sino que tiene graves carencias, tanto en la sustentabilidad ambiental como en la equidad social, focalizando su estrategia sólo en lo económico, lo que a largo plazo traerá consigo un derrumbe también de nuestra economía. Pero estas no sólo son cifras abstractas sino que tienen como trasfondo personas que se perciben excluidas del desarrollo económico del país. Una encuesta realizada por el Centro de Estudios de la Realidad contemporánea (CERC), de marzo de 1996 así lo refleja: en ella se afirma que “un 40% de los entrevistados opina que el desarrollo económico en Chile se debe primordialmente al esfuerzo de los trabajadores, al mismo tiempo un 78% cree que ese crecimiento beneficiará sólo a la minoría”(4). Santiago representa, espacialmente, el ejemplo más claro de las dos situaciones antagónicas que vive el país. Por un lado, existen sectores que se caracterizan por contar con la infraestructura y equipamiento necesarios como para ser considerados espacios con una adecuada calidad de vida (representados por las comunas de altos ingresos); mientras que, por el otro, están aquellos espacios con una serie de carencias socioeconómicas, ambientales y de infraestructura, en los cuales habita la mayoría de la población. “Para los sectores más favorecidos, la segregación suburbana se produce también pero en sentido inverso, las urbanizaciones formadas por viviendas unifamiliares de lujo dotadas de abundantes equipamientos, con vigilancia privada y espacios individuales cuentan con unas evidentes mejores condiciones que permiten refugiarse a sus habitantes, por unas horas del día en un medio más asumible”.(5) Por otra parte, los niveles de violencia en Santiago han ido en constante aumento; es decir, la presión ejercida por la sociedad toda hacia los sectores más desposeídos se ha agudizado, incrementándose la explotación y la segregación. Lo anterior induce una reacción también violenta de los sectores marginados, la que se manifiesta en la comisión de delitos y conductas anómicas relacionadas con determinados territorios. Pese a que esto aparece en los medios de comunicación como una de las mayores preocupaciones de la gente, tales delitos no son los que causan más pérdidas en el país sino los cometidos por sectores más pudientes. A pesar de esto, la delincuencia común ha pasado a ser una de las preocupaciones fundamentales de los últimos gobiernos. Este fenómeno requiere de estudios que lo expliquen y lo relacionen con otras variables. Se ha elegido la variable segregación tomando en consideración el hecho de que hoy en día existe una sobre valoración del éxito económico, y las zonas segregadas en el territorio tienen una menor posibilidad de acceder a dicho éxito, lo que, según Merton, redundaría en una mayor propensión a la delincuencia. Al mismo tiempo, en estas zonas se mantiene un círculo difícil de romper toda vez que en estos espacios existen pautas de relaciones sociales que en algunos casos llegan a la aceptación de la comisión de ciertos tipos de delitos como forma de adquirir dicho éxito económico y que se transforman en pautas de socialización primaria, las que, a decir de Sutherland(6), favorecerían la aparición de conductas delictivas. En el ámbito nacional, un estudio realizado por Doris Cooper en la Universidad de Chile(7), con la teoría del “continuo subcultural de la delincuencia” plantea que los tipos de delincuencia (urbana) se relacionan directamente con los niveles diferenciados de desarrollo económico en el marco capitalista, es decir, con la segregación. La unidad de análisis es la comuna, debido a que es en el nivel comunal donde la planificación y el diseño urbano juegan un rol fundamental al asignar tipos de uso de suelos y autorizar formas de diseño que pueden mejorar o empeorar la calidad de vida en general. Además, es a este nivel donde (a juicio de muchos y de la autora de la presente tesis) se deben implementar las acciones participativas tendientes a hacer de la ciudad un espacio más humano, más habitable, menos segregado. Quizá obviamente el nivel distrital de una visión más precisa de la situación, sin embargo, hace perder la visión general de la ciudad y no permite una adecuada correspondencia administrativa y gubernamental. La investigación se realizará en la ciudad de Santiago debido a que históricamente la ciudad ha concentrado el más alto porcentaje de la población respecto al total del país.(8) El estudio apunta a conocer por una parte cuales son las características sociales, urbanas y ambientales de cada una de las 34 comunas del área metropolitana de Santiago y cómo se manifiesta la violencia delictual en ellas, en la idea de presentar un imagen de la ciudad descrita en cifras y representada en mapas por medio de los sistemas de información geográfica.
RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN (Estos resultados son apoyados por planos, gráficos y tablas, los que por motivo de espacio no son incluidos en este resumen)
VARIABLE SEGREGACIÓN SOCIAL Al intentar integrar el análisis de las dimensiones de esta variable no se puede dejar de pensar en lo que significa que uno de los miembros de la familia se enferme; sea quien sea que esté con la salud quebrantada, se produce un desequilibrio inmediato en el sistema. Ello ocurre indistintamente del estrato socioeconómico del grupo de que se trate. La diferencia está en el acceso a la atención apropiada en salud. La crítica no apunta hacia la ineficiencia del sector estatal. Al contrario. Este sector ha sido tremendamente eficiente, considerando los recursos asignados. El juicio apunta hacia un sistema violento y competitivo que transa en el mercado la vida de seres humanos y permite que sólo algunos (los ganadores) puedan acceder a un sistema de salud de punta, mientras la mayoría (los perdedores) deba conformarse con un sistema pobre que hace lo que puede por distribuir los escasos recursos de que dispone. Este modelo, con su máxima de que cada uno recibe lo que puede pagar y no lo que necesita para vivir, da origen a una de las más crueles manifestaciones de violencia, ejercida por los sectores opulentos de la sociedad contra los más pobres. Evidentemente, esta agresión no aparece en los titulares de los medios de comunicación, dado que no causa el mismo impacto sensacionalista que provoca el aumento de robos en residencias particulares. ¿Cuán trastocados están los valores en la sociedad actual, que produce mayor impacto el robo de joyas o de autos que la muerte por falta de atención de un niño? Quizás sea éste el principal aporte de esta tesis, basada en el análisis de cifras y antecedentes irrefutables: la invitación a la reflexión ante la imagen agresiva de una realidad que se debe cambiar. Movilidad social: un mito
Si al diferenciado acceso a la salud le agregamos una educación que no premia la capacidad intelectual innata sino (otra vez) la capacidad adquisitiva de educandos en el mercado, obtenemos una cruda realidad que nos obliga aceptar que el mito de la movilidad social por medio de la educación es sólo eso, un mito. Hoy en día, la prueba SIMCE es una dura bofetada para aquellos que postulan que es posible, dentro del actual sistema económico, tender a la no-existencia de diferencias entre la educación fiscal y la educación privada. Las cifras demuestran claramente cuán ineficiente es el sistema en términos de equidad. La realidad reflejada llega a ser cruel. Los promedios de logro en todas las pruebas tomadas son mayores en los colegios “pagados”. ¿Acaso presumiremos que es en esos colegios donde se concentra la inteligencia en nuestro país?. ¿Por ventura, el hijo de un trabajador y una trabajadora que vive en Cerro Navia carece de la posibilidad de ser innatamente inteligente?. Pues sí, puede ser tanto o más inteligente que cualquier niño, hijo de habitantes de Las Condes o Providencia, sin embargo, su posibilidad de desarrollo se ve truncada por las perspectivas de acceso a una educación de calidad. Regrese el lector a ver el plano que representa el tipo de colegios por comuna y se podrá dar cuenta de que en un gran número de comunas no existen colegios particulares pagados, es decir, no hay colegios que, según la tendencia, tienen mayores probabilidades de poseer una mejor calidad de educación. Esto lo tienen muy claro los jóvenes de esa comunas no privilegiadas. Tal situación genera en ellos importantes niveles de frustración, ya que desde muy temprano se les dice que ellos “no son formados para ir a la universidad”, así que “no se esfuercen en desarrollar su intelecto, es más importante que aprendan a ser sumisos y a trabajar con las manos, eso es más real”. Con esto estamos replicando aquello de ciudadanos alfa beta gama y épsilon propuestos para un mundo feliz: aquellos nacidos en cada uno de esas categorías debieran cumplir su rol definido por la sociedad sin posibilidad de movilidad. La no-posibilidad de movilidad social dentro del actual sistema se ve claramente reflejada en el plano que representa el promedio de habitantes por comuna pertenecientes a cada grupo socioeconómico. Se observa que la riqueza está concentrada en el área oriente de la ciudad, la pobreza en el área sur y algunos espacios del área norte. Existen barreras sociales y comerciales que no permiten la interacción entre grupos socioeconómicos, nótese la nula existencia de familias pertenecientes al nivel ABC1 en algunas comunas. Si bien algunos autores plantean que en Santiago se está tendiendo a la heterogeneidad espacial de clases sociales, no es atrevido refutarlos planteando que más que a la heterogeneidad a lo que se está tendiendo es a la migración forzada (por la sociedad y el mercado) de la población pobre, habitante originario, de algunas comunas para ser reemplazada por otra clase social más adinerada que requiere de espacios para vivir; paradigmático es el caso de la comuna de Santiago y su proceso de renovación urbana. El parámetro de medición en cuanto a la localización de la pobreza en Santiago es claro, ésta se concentra en espacios claramente definidos. Véase el plano correspondiente a los porcentajes de pobres indigentes y no pobres por comuna; éste no requiere análisis, pues habla por si solo y dice cuáles son una vez más las comunas privilegiadas y cuáles las otras. Vivir en una comuna en la que la mayoría de sus habitantes no cuenta con las condiciones mínimas para sobrevivir es una cosa, pero no tener ninguna posibilidad de modificar eso por medio del esfuerzo en el trabajo es otra. No tener trabajo deja al poblador sin perspectiva alguna de cambiar su condición. La cesantía produce estados de inseguridad tales que de no cambiar la condición de cesante se corre el riesgo de serias depresiones, un ser deprimido no es capaz de encontrar salidas por sí mismo a sus problemas. Pero ¿qué pasa cuando su entorno está compuesto por un alto porcentaje de personas en su misma condición? Si a esto le agregamos jóvenes que buscan trabajo para ayudar a mejorar las condiciones económicas de sus familias y no encuentran, por un minuto póngase el lector en el lugar de esos jóvenes; pregúntese qué sentimientos le generaría y encontrarán la respuesta a las conductas no siempre dentro de la norma en las que caen estos chicos.
VARIABLE SEGREGACIÓN URBANA Al hacer un análisis integrado de la variable segregación urbana se observan claramente las diferencias que existen dentro de la ciudad. La vivienda, por ejemplo, debe ser el espacio en el cual se desarrolla la vida en familia, el espacio físico de refugio necesario en el cual los seres humanos pasan parte importante de sus vidas; si este espacio es deficitario y alterado produce también alteraciones y deficiencias individuales y familiares. Tener un promedio de 2,9 habitantes por vivienda (Providencia) indudablemente no es igual a que haya 4,7 personas en la casa (Lo Prado). El hacinamiento en los barrios periféricos de nuestra capital se puede considerar una causal suficiente para que los niños y jóvenes vaguen por las calles en busca de espacios en los cuales poder desarrollarse. Esto hace recordar una película chilena de Cristian Galaz, llamada “El chacotero sentimental” y que está basada en un programa radial en el cual los auditores cuentan sus penas de amor. En uno de los cuadros aparece una pareja de un barrio periférico habitando una vivienda básica, con un alto nivel de hacinamiento; ahí se relatan fielmente los problemas a los que se ven enfrentadas las familias que ocupan esos espacios, que se traducen en una pobre o nula intimidad, en una profunda desesperanza que se puede expresar en algún minuto en forma violenta. Pero la violencia no proviene intrínsecamente de los seres humanos que viven en esos espacios, sino de la depresión que se genera al verse enfrentados a un callejón sin salida. Por suerte la película termina con una pareja reconciliada y feliz, pero bien pudo concluir con un hombre o una mujer desesperados cometiendo un delito para mejorar las condiciones de los suyos o involucrados en las drogas para olvidar que les tocó vivir la peor parte del neoliberalismo. Colocándose en el lugar del otro Por otra parte, aunque sea igual el número de habitantes promedio (4.0 Pudahuel y Vitacura por ejemplo), es sabido que la calidad de la vivienda no es la misma en una comuna del área oriente que en una del área norte sur o poniente. Pese a que no fue posible encontrar el dato del promedio de metros cuadrados construidos por persona en cada comuna, basta con recorrer la ciudad como se hizo para este estudio, para explicarse las evidentes diferencias en los tamaños de las construcciones y en el tipo y material de cada una de ellas. El proceso de observación, recorriendo las áreas pobres, se hace deprimente al constatar lo deficiente de algunas construcciones, ¿Quién puede olvidar el caso paradigmático de las “casas COPEVA” construidas en Puente Alto?. El problema de los muros filtrados y de los niños con pulmonía producto de la humedad, como los mostrados por la televisión, no sólo se dan en ese sector de Puente Alto sino que en muchos otros espacios donde habitan pobres en la ciudad. Sólo analizando este primer indicador se nota la diferencia que más adelante será corroborada en todos y cada uno de los indicadores que siguen. No contar con una pieza exclusiva para dormir significa no contar con un espacio íntimo para el descanso o la vida en pareja, implica hacinamiento y, por tanto, un sentimiento de desesperanza que obliga a buscar espacios en otros lugares o por medios no siempre lícitos. De esta ilegalidad es la sociedad toda responsable al denigrar de esta forma a algunos seres humanos. Habitar en viviendas inadecuadas implica, a decir de la Organización Mundial de la Salud, “propiciar en gran medida el desarrollo de patrones de conducta agresivos para la resolución de conflictos familiares y comunitarios”(9). La situación presentada en los párrafos anteriores no es ajena al Estado. La prueba está en un estudio realizado por el ministerio respectivo en el cual establece la calidad de la vivienda en las 34 comunas del gran Santiago. En él aparece el 64,71% de las comunas con una calificación de regular o mala calidad de la vivienda. Los lectores podrán retroceder un poco en este informe y constatar cuáles son esas 12 comunas privilegiadas con una categorización de buena calidad de la vivienda. Ahora bien, si a esta situación se le agrega el estrés producido por las largas horas que ciertas personas deben permanecer en el transporte público, que dicho sea de paso en Santiago deja harto que desear, se debe entender la agresividad que en algún minuto pueden desarrollar los más pobres. Póngase el lector por un minuto en aquella micro con capacidad para 40 pasajeros, pero que transporta 70 para maximizar la ganancia, un verano a la siete de la tarde en ese recorrido de por lo menos 45 minutos entre el centro y Cerro Navia; sitúese ahora en una casa sin las mínimas condiciones de privacidad o infraestructura que le permitan descansar; Supóngase ahora jefe o jefa de hogar al que no le alcanza para cubrir todas las necesidades de su familia, y luego saque conclusiones. Esta reflexión hará más por este informe que todas las palabras que se pudiesen verter en él. Odiosa división Pero pongámonos en el otro lado de la ciudad. En aquel en que coinciden un número importante de vehículos por habitantes con la buena calidad de la vivienda y con los espacios adecuados dentro del hogar, la comodidad de la radio en el auto durante ese fastidioso trayecto de regreso en las tardes, la llegada a una casa con habitación propia y con las necesidades básicas satisfechas. Efectivamente, existe un amplio sector de clase media que vive de su trabajo en forma acomodada, pero ¿y aquéllos que viven en forma suntuosa apoyados en la explotación de los otros, no son acaso más violentos que aquél que roba una radio de un auto para comprar pan? La mantención de esta odiosa división, entre aquellos que cuentan con todos los beneficios del desarrollo y los que sólo se han enterado del crecimiento económico por la televisión, está rigurosamente celado por el mercado. Es decir, hay espacios dentro de la ciudad cuyo valor del metro cuadrado de suelo, sobre 10 UF, hace imposible que una familia de escasos recursos acceda a él; y como la asignación estatal de viviendas también está regida por el mercado refuerza la creación de estos verdaderos ghettos periféricos pobres cuyo valor de suelo no supera las 3 UF el metro cuadrado. Aceptemos por un momento que no es posible una redistribución del espacio urbano y que no se pueden construir viviendas más grandes, entonces inmediatamente pensamos en los espacios públicos, áreas verdes y hoy en día centros comerciales. En este aspecto, se ha avanzado ya que ha existido una voluntad y un trabajo sistemático de parte del ministerio de invertir en áreas verdes, pero aun así la inversión que se debe hacer aún es enorme. Cabe destacar también el tremendo avance que existe en nuestro país en términos de cobertura de servicios básicos: el 100% de las comunas con una cobertura de más del 90% de las viviendas con servicios básicos de luz y agua potable y con más del 75% de alcantarillado. Eso es crecimiento, eso es equidad. La segregación en términos urbanos, como aquí se ha demostrado, es cierta. Va más allá de una simple apreciación personal, está demostrada con cifras y con análisis. Es el momento de reflexionar acerca de cómo revertir la situación, pero eso se verá en la consideración final.
VARIABLE SEGREGACIÓN MEDIO AMBIENTAL La mala calidad del aire quizás sea uno de los elementos constitutivos de la ciudad que mejor se distribuye en Santiago, no hay comuna en la cual no se eleven los índices de contaminación en invierno, ni en la cual el ozono no haga de las suyas durante todo el año. La diferencia está en la posibilidad de enfrentar esta situación. Por supuesto que no es lo mismo una casa libre de polvo y que además cuenta con un gran jardín, una buena estufa eléctrica y un purificador de aire en cada habitación, que una casa en que la tierra es el entorno y además el frío, viento y lluvia se cuelan por ventanas y paredes. Uno de los orígenes de la contaminación son las denominadas “fuentes fijas” que corresponden en su mayoría a calderas y chimeneas de industrias. Ante esto, se han tomado algunas medidas entre las cuales está la publicación de un listado de fuentes que paralizan en pre emergencia. Al mapear ese listado se observa que la distribución de fuentes es bastante equitativa dentro de la ciudad. Sin embargo, al ir al detalle del tipo de fuentes es posible advertir que, a pesar de que Providencia y Santiago concentran el mayor número de fuentes, estas corresponden en su mayoría a calderas de calefacción y no a industrias, lo que significa que, eventualmente, estos procesos pueden paralizar sin causar mayores daños que la conversión del sistema de calefacción. El monitoreo de la calidad del aire en Santiago contempla alrededor de 8 estaciones de medición, las cuales se encuentran distribuidas en diferentes comunas; por medio de ellas se puede medir lo que en palabras simples sería lo que estamos respirando, en los diversos espacios de la ciudad. Al hacer el análisis de los diferentes tipos de contaminantes, según los datos provenientes de diversas fuentes recogidos por este estudio, se descubre que la mayoría de la contaminación se concentra en el centro de la ciudad, abarcando la comuna de Santiago completa. Al hilar más fino, se puede apreciar la alta concentración de CO2 y NOx en los espacios que rodean dicha comuna, especialmente Providencia y Ñuñoa, las que son cubiertas por las manchas de CO2 y NOx casi en su totalidad. En el caso del dióxido de azufre, la conducta es bastante irregular ya que existen altas concentraciones en varios pero pequeños espacios del territorio; esto puede ser consecuencia de la presencia de industrias cuyos procesos de producción requieren o generan este contaminante. Por su parte, los COV (Compuestos Orgánicos Volátiles) tienen un patrón de concentración muy similar al del CO2 y el Nox, con la diferencia de que el radio de altas concentraciones es mucho menor, abarcando casi únicamente las comunas de Santiago y Providencia. El peligro no es igual para todos El material particulado respirable es, sin duda, el mayor dolor de cabeza de todos los santiaguinos. Según el doctor Castro este contaminante es, en invierno, uno de los que tiene una mayor relación probada entre el aumento de concentración y muerte de la población en Santiago. Al ver los gráficos de evolución de concentración de material particulado en las diversas estaciones de medición, instaladas en Santiago durante junio de 1997, se puede distinguir la diferencia que existe entre Las Condes, Vitacura y Providencia, respecto al resto de la ciudad; si bien los niveles aumentan, este incremento es insignificante tocante a las variaciones alarmantes en la estación Parque O'Higgins de Santiago. Ahora bien, si se hace el análisis de otro tipo de contaminación, como la producida por la basura, se aprecia que el volumen en vertederos clandestinos es abismante en las comunas periféricas de la ciudad; y si se considera el número de vertederos clandestinos, estos también se concentran en dichas áreas. El agua es uno de los elementos vitales para el desarrollo de la vida en el planeta y, siendo un recurso escaso, es mal distribuido en la ciudad. Al observar los mapas de consumo mensual realizados, con datos proporcionados por la oficina de comunicaciones de EMOS, se descubre la abismante diferencia en el consumo de este vital elemento en Santiago: las comunas más pobres consumen menos del 200% de agua respecto a las comunas más ricas. Dado lo vital de este elemento, tal situación constituye una clara manifestación de inequidad en cuanto acceso a los beneficios de la modernidad en la urbe. La electricidad residencial tiene un comportamiento similar al del agua potable, con una mayor cobertura en la capital, pero con una diferencia similar respecto al consumo. Interesante resulta la relación inversa entre pobreza y consumo de electricidad. Otra de las dimensiones consideradas en la medición de la variable segregación ambiental fue el porcentaje de calles sin pavimentar en la capital. En la medida que haya menos calles pavimentadas aumenta la contaminación por polvo en suspensión, particularmente donde las calles no están pavimentadas: el paso de los vehículos muele la tierra y la dispersa en las calles con pavimento. En este sentido se han realizado grandes avances el gobierno de Ricardo Lagos. Con una visión bastante holística de la realidad ha definido como uno de los ítem prioritarios de inversión la pavimentación de calles; quizás los datos hayan variado en el último tiempo. Al final del análisis de la variable se presentan dos cartas, una de las cuales refleja las áreas con mayor riesgo de inundación y remoción de masas y la otra que representa el riesgo sísmico. Si bien en principio se puede decir que la contaminación afecta a toda la ciudad por igual, esto no es tan cierto. Para muestra un botón. En julio de 1997, las estaciones de medición arrojaban niveles diferenciados por nivel socioeconómico. Un dato, tomado el día domingo 10 de junio de 2001, es decir, cuatro años después, da cuenta de que no ha variado la tendencia. A las 9 de la mañana, la estación de monitoreo en Pudahuel, Lo Prado y Cerro Navia (comunas pobres de la capital) registraba un nivel promedio de calidad del aire de 320, considerado crítico. A las 10 horas se redujo a 309 (aún considerado crítico), pero a las 11 de la mañana el aire volvió a empeorar y anotó un promedio de 311, que, además, se mantuvo en la medición del mediodía. La estación de monitoreo de Cerrillos y Maipú, registró un índice promedio de 107; mientras que El Bosque, Lo Espejo y San Ramón 111 (comunas pobres también), lo que es considerado como "regular". Un poco más tranquilizante fue situación en las estaciones de monitoreo de Santiago Sur con 93 de índice; Independencia-Recoleta con 83; La Florida, Macul, Peñalolén (podríamos decir comunas de clase media) con 69 y finalmente, Santiago Oriente y Providencia (donde viven las personas que pertenecen a la clase alta, o al nivel socioeconómico ABC1, para que entiendan los menos marxista y más “modernos” o “renovados”) con 61, todos considerados niveles "buenos"(10). Increíbles indicadores, diferenciados por clases sociales. Si se hace un análisis estadístico por estaciones de medición, siempre las estaciones ubicadas en el sector donde habitan las clase acomodadas tienen mejores indicadores que el resto de estaciones. Con los datos aquí presentados se puede concluir que si bien todos los espacios están en riesgo, el peligro no es igual para todos, y que, una vez más, son los sectores más pobres los mayoritariamente perjudicados.
VARIABLE VIOLENCIA DELICTUAL Cuando Merton se refiere a la teoría del éxito económico hace una descripción de la sociedad norteamericana que en poco se diferencia de las actuales características de nuestra sociedad. Hoy el prestigio no está dado por los valores que profesa la persona sino que por la cantidad de dinero y bienes con los que cuenta y por la capacidad que tienen, por tanto, de consumir. Este modo de definir el valor de las personas en la sociedad no es problema para aquellos que tienen acceso a una posición y dinero heredados o adquiridos “honestamente”. Pero...¿qué pasa con aquellos otros a los que la sociedad les niega toda posibilidad de mejorar su condición, entregándoles educación deficiente, salud de segunda categoría, espacios públicos deprimentes y descuidados?... ellos sólo acceden a frustraciones, las que algunas veces se transforman en sumisión ante el ¿destino? Otros se rebelan. Rebeldía que, en algún momento de nuestra historia, fue canalizada por los partidos políticos de izquierda que representaban las demandas de estos sectores. Pero, hoy en día, el sistema partidario ya no cuenta con la misma legitimidad de antaño, lo que implica una carencia de representatividad organizada. Como contrapartida, se ha reforzado el individualismo. Cada vez es más creciente el porcentaje de la población que, por medio de la comisión de algún delito, intenta acceder a esos bienes que le darán un espacio en la sociedad. Los bienes que dan estatus se encuentran en manos de los más pudientes. Es por esto que la mayor proporción de delitos contra la propiedad (robo y hurto) son cometidos en comunas donde habitan las personas con más recursos. El tráfico de drogas también representa una forma fácil de adquirir mercancías. Aunque el riesgo es alto, las ganancias que este origina bien vale la pena correrlo: ello puede significar una alternativa a la pobreza. Los resultados de las últimas investigaciones en torno al microtráfico, han demostrado que un número, cada vez mayor, de aquellos y aquellas que se dedican a este delito lo hacen como una forma de mejorar las condiciones familiares y que “esperan abandonarlo cuando hayan juntado dinero suficiente”. El microtráfico se plantea, entonces, como una alternativa absolutamente legítima de superación de la pobreza en determinados espacios. Cuando se analizan los indicadores de delitos cometidos contra las personas la situación cambia. Los más altos porcentajes de agresiones ya no se encuentran en las comunas de estratos altos sino en las más pobres. Tal hecho puede interpretarse como un indicador de desesperanza en las personas de esos espacios, lo que las lleva a agredir al otro/a, sin respetar ningún código de convivencia, ni siquiera la vida del otro. La delincuencia se aprende. La aprenden algunos niños pobres en las calles o en sus propias casas, toda vez que algunos de los códigos que se manejan en el entorno que los rodea acepta la delincuencia como una forma válida de acceder a la satisfacción de necesidades básicas o a bienes que abren espacios para lograr un lugar en la sociedad. De ahí, la alta correlación entre menores en libertad vigilada y reos condenados por comuna; esos adultos condenados han sembrado la semilla por medio del modelo en la fértil tierra de la desilusión.
CONCLUSIONES Y PROPUESTAS Cuando Lefevre, Castell, Kojkine hablan de la segregación como la ubicación diferenciada de las clases sociales en la ciudad, algunos dan mayor énfasis a la vivienda, otros al acceso a los bienes de consumo, pero todos hacen referencia al acceso desigual a los beneficios de la ciudad. Santiago es, en esencia, una ciudad segregada en todos los ámbitos: el acceso a cuestiones básicas tales como la vivienda y la salud y a elementos más complejos, como la educación y la tecnología de ninguna manera es igual para todos. Esto queda claro en cada uno de los indicadores utilizados para medir las variables de este estudio; y, realmente, no importa si no está incluida en él ya que cualquier indicador que se tome y se mida en forma seria invariablemente produce similares resultados. La representación cartográfica de la información estadística permite ver claramente las diferencias entre comunas Evidentemente, puede hacerse un análisis más profundo a nivel distrital en función de apoyar o refutar ciertas teorías que apuntan a la tendencia menos segregadora o más homogeneizadora de la ciudad. Sin embargo, la autora de la presente tesis considera que la ciudad está encaminada a ser cada vez más segregada y lo que está ocurriendo es un desplazamiento de los pobres que habitan determinadas comunas centrales o en el área oriente de la ciudad hacia otros espacios más periféricos o alejados de la clase alta habitante de Santiago. Este es, empero, tema de otro estudio, muy necesario de realizar, pues si la hipótesis se comprueba significa que la bomba urbana está siendo cargada con más plutonio aun. Los datos recogidos en este estudio han sido recopilado a lo largo de tres años y contiene información de alrededor de 7 años de la vida de la ciudad. A pesar de la diversidad de dimensiones que se consideró en cada variable, la mayoría de ellas arroja el mismo resultado: 5 ó 6 comunas privilegiadas, siempre; el resto, se debate entre lo peor y lo no tan malo. Si se establece la relación entre las comunas con mayores indicadores de segregación, social, urbana y ambiental, y aquellas que presentan los peores indicadores en cuanto violencia, se obtiene una correlación directa, lo que confirma la hipótesis del presente trabajo. Es más, ya en la prensa se está hablando de este proceso surgimiento de ghetto periféricos(11), lo que pudiese significar que la bomba ha comenzado a explotar. La solución no es obviar el problema o justificarlo con un “no hay alternativa mejor”. La opción es reconocerlo, aceptarlo y generar estrategias que permitan abordarlo. Sin embargo, hacer sugerencias en un tema tan complejo como el ordenamiento urbano parece pretencioso y hasta soberbio; mas, aun a riesgo de que eso suceda, se harán algunas propuestas en función de mejorar la caótica situación en la capital. Es hora de actuar Uno de los primeros puntos que se deben abordar es aquel referido a corregir la aguda segregación urbana en lo pertinente a la calidad de la vivienda. No se construyen ciudades más equitativas con ranchos y mejoras con techo de paja y muros de fonolita. La propuesta es hacer participar activamente a los beneficiarios directos e indirectos en la co-construcción de los espacios, con un mayor aporte del sector privado. Algo nada nuevo. Se habla de estrategias que convenzan a los dueños de empresas de los beneficios de tener a sus trabajadores en espacios adecuados, persuadirlos de que la inversión en vivienda para sus trabajadores no es un gasto sino una inversión en productividad. Lo anterior está estrechamente ligado con una legislación que permita que no sólo sea el mercado el que regule los precios del suelo y por ende los espacios en los que se construyen viviendas sociales. Un gran avance sería establecer un porcentaje de la superficie construida en proyectos inmobiliarios para viviendas sociales. No se habla aquí de hacer perder utilidades a las empresas constructoras sino de que inviertan en desarrollo. Sólo así se tenderá a revertir la tendencia segregadora. En cuanto a los espacios públicos, estos deben tender a ser espacios de encuentro Interclase social. Se trata de continuar con la acertada estrategia de protección y fomento de estos ya que coadyuvan a mantener unas salud mental adecuada, a descontaminar, a detener la delincuencia por medio del control social y a ese deseado encuentro entre los seres humanos. Esta estrategia debe ser complementada con un fomento a la tolerancia entre personas, de modo tal de favorecer el respeto entre las distintas formas de pensar y actuar. En la salud se debe tender a un mejoramiento de la salud pública de modo tal que la haga competitiva en el mercado y, por tanto, que sume personas con mayores ingresos que permitan retroalimentar el sistema. Esto debe ir acompañado de una fuerte campaña de fomento de la solidaridad, en contraste con el sistema que fomenta el individualismo manejando estrategias publicitarias muy agresivas y constantes; se debe salir al paso si se quiere con “una estrategia de marketing” que fomente la solidaridad. La obligatoriedad de todos los padres y madres de hacer el control del niño sano en los consultorios correspondientes a la comuna de residencia debiera ser una estrategia a implementar; tal hecho implicaría un ingreso extra para el consultorio y, además, mejoraría en mucho la prevención en la población no adscrita a FONASA. La educación es el principal componente de la promoción social, sin embargo no basta con mejorar la infraestructura de las escuelas, ni el perfeccionamiento de los profesores. Se hace imprescindible promover en los alumnos y docentes de los colegios más pobres la idea de triunfo en la vida y con esto contrarrestar ese sino de fracaso que se cierne sobre los habitantes de comunas pobres. A ellos, por años, se les ha planteado que su destino no es la universidad sino alguna carrera técnica que los lleve a ser obreros iguales a sus padres aunque con un nuevo contexto donde la palabra obrero es descalificada por obsoleta (hoy por ejemplo existen los obreros de la tecnología, llamados técnicos en computación). La utopía (aquello que nos ayuda a avanzar) hace pensar en colegios cuyo único requisito de selección sea la cercanía al hogar, y que permita el encuentro entre distintas clases sociales desde el inicio; eso ya sería un aporte a la educación de los niños: enseñarles, desde pequeños, a no discriminar al otro por su condición social. Los factores anteriormente señalados, más una política de empleo que asegure lo básico para todos, será lo que haga superar la pobreza en la capital. No hay más alternativa que asumir el desafío, la bomba urbana acumula y acumula resentimientos y si no se quiere que explote, se debe actuar ahora. La capital sufre también de contaminación crónica, es decir las industrias y calderas que ensucian el aire de todos deben ser controladas sin miedo a las protestas de unos pocos. Un buen comienzo ha sido la paralización en pre emergencia de varias chimeneas, sin embargo no es suficiente; se debe reconvertir esas chimeneas a tecnologías limpias que permitan contar con un mejor aire. Otro elemento constitutivo de contaminación es la locomoción colectiva, insufrible pesadilla que deben vivir día a día los santiaguinos. En todas las ciudades del mundo la estrategia de solución del tema transporte público ha sido cruzado por un fuerte control público de los medios de transporte masivo. Se debe asumir, de una vez por todas, que no hay solución para el transporte por la vía privada, no por lo menos como se está implementando actualmente. Esto implica por cierto asumir el costo político que significa enfrentar a un gremio fuerte y poderoso, pero no se debe olvidar que después de la tormenta viene la calma y el sol brilla más fuerte. Para qué hablar de la calidad del aire. Las estrategias del actual gobierno tienden a dar soluciones concretas, pero se encuentran con una oposición ignorante que, más por demagogia que por conocimiento, siempre encuentran un pero a las propuestas sin lograr avances significativos en la cuestión medioambiental. La insustentabilidad social y ambiental del neoliberalismo está comprobada por muchos estudios a nivel internacional. Hoy el modelo hace crisis en la capital de Chile; estas no son sólo presunciones, en este trabajo hay claros ejemplos de sus impacto. De continuar implementando políticas segregadoras, el problema se agudizará, con graves consecuencias para el país. El modelo capitalino se replica en otras ciudades y actualmente se están reproduciendo similares problemáticas en otras urbes nacionales. Se está configurando un negro panorama, de no adoptarse las medidas pertinentes. Esa imagen de futuro se ve reflejada en los alarmantes aumentos de la violencia dentro de la ciudad, uno de cuyos indicadores más claros es la comisión de delitos y la penalización de estos; basta ver los planos asociados a las comunas de origen de la persona que comete el delito para darse cuenta de que algo está pasando en Santiago. Porque de alguna forma se debe explicar la alta presencia de personas (niños y adultos) pertenecientes a determinadas comunas en los centros de reclusión o adscritos a algún sistema de protección (SENAME). Las cartas están sobre la mesa. El actual sistema no contribuye a la disminución de la violencia; es más, la fomenta excluyendo a algunos grupos del acceso a la modernidad La ciudad no tiende a ser heterogénea al interior de las comunas, sino a un desplazamiento progresivo de los grupos de menos ingresos que ocupan espacios centrales hacia la periferia. Es lo que acaece en la comuna de Santiago, donde los habitantes originarios fueron desplazados por el programa de renovación urbana: una muy buena idea, pero apartó de la comuna de Santiago a sus habitantes originales de menos recursos. Hoy, la prioridad es contener el avance del reloj de la bomba urbana. Ello significa mejorar las condiciones de vida de aquellas familias que, por ser pobres, se acumulan en la periferia. No es fácil producir los cambios culturales requeridos para lograr la aceptación entre ricos y pobres, pero peor es que las personas pierdan la posibilidad de “ser”; ese “ser” significa que los niños puedan jugar en las calles, perder el miedo a caminar por las veredas en la noche, a dejar el auto en la casa, a encontrarse con el otro... nuestra ciudad corre el riesgo de enloquecer en poco tiempo. Sus habitantes lo saben, pero no encuentran las respuestas a esta situación. Sólo teniendo una mirada global como ésta se puede comprender lo que sucede; la familia de la mansión asaltada debe comprender que su mansión es causal del asalto, es esa agresiva presencia de la casa con mármol la que violenta a aquel que habita en la mediagua, el asalto es sólo una consecuencia, una respuesta a la agresión. La estrategia debe ser orientada, principalmente, a la disminución de las causas generadoras de violencia y no en la represión de las manifestaciones del descontento y la desesperanza aprendida. BIBLIOGRAFÍA
9 OPS; OMS, “Plan de Acción Regional en Violencia y Salud” http://www.paho.org/spanish/hpp/hppreind.htm 10 Domingo 10 de Junio de 2001, 19:59 emol.com, Agencias en: http://www.emol.com/noticias/detalle/detalle_noticia.asp?idnoticia=57260 11 “El hacinamiento y la exclusión han convertido a las poblaciones periféricas en verdaderos ghettos; en reductos humanos que subsisten bajo el imperio de la inseguridad, el miedo y la desconfianza mutua”. “Donde salvarse es la ley”, Diario Publimetro, Santiago, Lunes 9 de julio de .2001, Página 8 |