Introducción

   

Impulsora de progreso social y cultural; resultado del proceso de alienación humana; culminación del sistema de producción capitalista y reflejo de sus más flagrantes contradicciones. ¿Qué es la ciudad? ¿Cómo definir ese amasijo heterogéneo de cemento, asfalto, redes eléctricas y vísceras que la conforma? Origen de neurosis y paranoias múltiples, es también padre insustituible de pasiones desesperadas e inútiles, de pulsiones tan efímeras como vitales. El individuo, siendo su principal víctima, es también su máximo valedor, su único argumento. No sabremos jamás quién creo a quién, ni quién doblegará a su contrario, ni si su superación significará acaso la victoria de alguien sobre algo. A nosotros, en realidad, nos ha venido impuesta. Reconozcámoslo o no, somos urbanos en la misma medida en que somos monógamos o pertenecemos a un estrato social. Ello nos confiere no sólo un estilo de vida sino, ante todo, una posición respecto al mundo, un cúmulo de actitudes específicas e intransferibles. Es por eso que no cabe rebelarse contra su intolerante omnipresencia; sólo nos queda tomarla tal cual es, con su descabellada y brutal imperfección.